Dos Poemas de Rodolfo Limonini (1999)

Dos poemas de Rodolfo Limonini (1999)

Zumaya


Gaspar:
Iban los siete caminos verdes
al tormento de los labios rojos
setenta láminas que no se si serán suficientes
cada una de ellas con siete venas
cada vena con noventa horas
y cada hora con  cien historias
estoy en el balcón, cada noche después de cenar
mirando escalones triangulares
gentes que apagan sus luces
cuartos rosas de niñas que mañana irán a la escuela.
Mientras todas se bañan
suenan los aires de la papelería
vuelan tareas zurcando el cielo
el silencio de los parques
Mejor sería que me contaras historias de la India
cuando cruzabas el río con los faquires
y los niños jugaban a los dados con ramas.
Pero son sólo imágenes de nacimiento:
estamos tan lejos de todas las cosas,
que de nada me sirven estas láminas ni estas venas, Gaspar.
Pasa un camión con luces verdes por dentro.

COBRANZAS

Que los lirios rotos acepten su sudor,
que las teclas del piano se diviertan sin mí,
yo solo quisiera zancos sencillos
para librar los charcos esporádicos.
Hay momentos como éste,
en los que la cerbatana es una pluma bic
con la que me lanzan bolitas con saliva.
Pero sin embargo, nadie responde mi papelito
mandado con cautela de pupitre a pupitre
perfumado e ilustrado con esmero.
Son montañas sin fe, ruletas sin números,
hipódromos sin meta los míos.
Pero en dos patadas voy a kodak y hago ampliaciones
laboriosas de mi camisa manchada de lipstick,
incluso si fue por casualidad,
para que todos lo vean colgados en mi cuarto,
contando la historia que yo quiero ver.
Por suerte se han inventado los charades
para mantenernos felices.

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